Un ayacuchano es el maestro de las historias pintadas en estas tablas del distrito de Sarhua
Si quisiéramos contar la vida del maestro Primitivo Evanán Poma necesitaríamos una tabla de varios metros de altura, en la que puedan caber 66 recuadros. Cada recuadro tendría que llevar una escena capaz de resumir cada año de vida del artista. Él —acostumbrado a la importancia de lo conciso— nos facilitaría la tarea, pues cuando narra su vida también da las pinceladas precisas. He aquí algunos trazos de la vida de este cronista.
Las tablas de Sarhua son una expresión artística propia del distrito de Sarhua, en la provincia de Víctor Fajardo. Los pobladores suelen regalar tablas pintadas a mano a los compadres que estén construyendo su vivienda. En dicha tarea tienen el apoyo de sus familiares y amigos. Todos los que participan en esta obra comunal esperan ser inmortalizados en uno de los recuadros de la tabla. Dicha creación se suele colocar adosada a las vigas de los techos de cada vivienda.
Las tablas de Sarhua definen un antes y después en la vida de don Primitivo. Antes de las tablas, era un muchacho de 14 años que llegó a Lima con ansias de superación y que esperaba olvidar su identidad provinciana hasta que en la universidad le dejaron un trabajo monográfico de tema libre. No sabe bien por qué eligió escribir sobre las tablas de Sarhua.
EN BUSCA DE INSPIRACIÓN
En 1975, junto al artesano Víctor Yucra, pinta sus primeras tablas para una exposición en Lima. Se trataba de la presentación en sociedad del arte de Sarhua. Fue un éxito, recuerda don Primitivo.
El dueño de la galería en la que expuso llegó un día a su casa, en Chorrillos, con varias tablas pequeñas bajo el brazo. Le pidió que pintara escenas costumbristas. Así empezó la difusión de la pintura sarhuina, con viajes del artista dentro y fuera del país.
Gracias a esa acogida, don Primitivo fundó en 1980, junto a otros artesanos, la Asociación de Artistas Populares de Sarhua (Adaps).
También creó una empresa comunal que, con el apoyo de fondos extranjeros, esperaba desarrollar otras habilidades de los artesanos de Sarhua. Sin embargo, este distrito tampoco se libró de la violencia terrorista que por aquellos años azotaba Ayacucho. Don Primitivo fue amenazado y tuvo que huir del pueblo.
Nuevamente en Lima, él y otros artesanos optaron por denunciar los abusos cometidos contra la población por militares y terroristas en 24 tablas que terminaron en la colección de la Universidad de Michigan, refiere Primitivo. Además de este centro de estudios, el artesano cuenta con orgullo que sus creaciones también han sido adquiridas por el historiador Pablo Macera, la congresista Mercedes Cabanillas y la ex ministra Susana Pinilla.
Hoy, con más de 30 años dedicados a difundir el arte de su pueblo, don Primitivo solo anhela seguir pintando y volver cada vez que se pueda a Sarhua. Aunque su taller está en Lima, las pinturas naturales y la madera con la que hace sus creaciones provienen de su pueblo.
Los materiales se los envían, pero siempre hay que volver porque de esa tierra viene la inspiración que alimenta el universo de mitos, leyendas, costumbres y fiestas que don Primitivo lleva a sus queridas tablas.
Fuente: Diario El Comercio